el prodigio divino
de tu encanto,
y apenada
por mi se sintió tanto
cuando llorar me
vio la luna llena.
Me ha
dejado tu ausencia tanta pena
y el
profundo temor de amarte tanto,
un coral en
mi mar de desencanto
y la espuma
que viaja en mis arenas.
Pero
inspiraste amada cosas buenas,
los versos
de ternura y dulces cantos
que tan
solo musitan mis sirenas.
Mi vida en
el rincón de los quebrantos,
se ha
dormido leyendo tus poemas
cuando
llega el otoño con sus llantos.
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Fabio A. Pabón M.
CURANDERO TANGO.
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